Lo primero es advertir a la compañía aérea en el momento de adquirir el billete que la persona que está viajando es una persona con movilidad reducida. A veces, es el servicio médico de la compañía aérea el que decide si el enfermo puede viajar o no, y en qué condiciones: si hay que llevarlo en camilla, acomodado en una o más butacas, etc. Si va en camilla, el enfermo tiene que ir obligatoriamente acompañado por otra persona. En estos casos, las tarifas de vuelo aplicables al pasajero enfermo son diferentes.
Al reservar, tiene que comunicar cuáles son sus necesidades y asegurarse de que queden anotadas en su reserva. Hay que tener también en cuenta que no todas las clases de billetes ofrecen el mismo nivel de servicio. Por ejemplo, si necesita más espacio entre butacas, la tarifa económica no se lo podrá ofrecer.
"Si utiliza una silla de rueda de sillas plegable, podrá permanecer en ella hasta llegar a la puerta del avión, siempre que en el trayecto no haya que subir o bajar escaleras. En este caso, la compañía le proporciona una silla para el traslado. Podrá dejar la silla en la cabina de pasajeros". Si la silla tiene batería, tendrá que ir en la bodega con el equipaje.
Solicita asistencia, indicando sus necesidades particulares, para que a su llegada al aeropuerto todo esté preparado y no encuentre dificultades durante su viaje