Aquí, pilotos y pasajeros sudan la gota gorda y se encomiendan a todos los santos.
Son considerados los aeropuertos más extremos porque sus pistas fueron construidas en acantilados, junto a una playa o justo cruzando una carretera. Los pilotos que aquí tocan tierra deben ser los más aguerridos del planeta.
Aeropuerto de Saba. Esta isla caribeña es pequeña en tamaño, al igual que su pista de aterrizaje, considerada la más diminuta del mundo. Mide menos de 400 metros y es un reto para los pilotos alcanzar la velocidad necesaria para volar.
Aeropuerto de Gibraltar. Es el único en el mundo cuya pista es atravesada por la carretera local más transitada del lugar, añadiendo un obstáculo más a los pilotos.
Aeropuerto de Courchevel, Francia. En el exclusivo resort alpino sólo aterrizan jets privados. La consigna es despegar a como dé lugar, pues la pista de aterrizaje termina en un pronunciado abismo.
Aeropuerto internacional de Madeira. La pista de aterrizaje de esta isla portuguesa era tan corta que muy pocos pilotos podían descender ahí. El aeropuerto decidió ampliarla construyendo un viaducto sobre el mar pero aun así el peligro no disminuye.
Barra, Escocia. El aeropuerto de esta localidad en realidad no existe y la pista para las avionetas que llegan es la misma playa. Los pilotos deben buscar la zona donde la arena se vea más compacta para tocar tierra.
Aeropuerto Princess Juliana, St. Marteen. La cercanía del aeropuerto con la playa local lo ha convertido en una gran atracción turística del lugar. Los aviones pasan a pocos metros de las cabezas de los bañistas.
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